El yoga es un camino espiritual
El yoga es un camino espiritual, una filosofía y una forma de vida. Desde sus orígenes milenarios hasta la actualidad, ha ido integrando una gran variedad de técnicas y prácticas: éticas, físicas, energéticas, mentales y espirituales. “Los dos pilares del yoga son la práctica disciplinada y el desapego” -dice Patañjali en sus Yogasutras (YS 1.12).
El yoga requiere de disciplina individual, pero para que ésta dé fruto debe ser libre, abierta, adaptable a cada persona, sin dogmas ni ortodoxias. En el yoga siempre hay espacio para la autoexploración y siempre soy yo mi propio maestro. Lo que debe cuidarse no es la forma sino la esencia. ¿Y cuál es la esencia de la práctica? Aplicarla desde la conciencia. ¿Con qué finalidad? Liberarnos del sufrimiento y re-conocer nuestro propio Ser. “El yoga consiste en aquietar la mente para que pueda brillar la Conciencia”, dice Patañjali en otro aforismo (YS 1.3-4). Por lo tanto, todas las prácticas de yoga son una preparación para la meditación, que es donde podemos hallar dicha paz y autoconocimiento. Al principio practicamos yoga para calmar la mente y para preparar el cuerpo para la postura de meditación. Pero a medida que avanzamos en la práctica vamos descubriendo que la meditación no es solo ese tiempo de silencio que nos regalamos después de haber hecho una serie de posturas y ciertos ejercicios de respiración, sino que podemos meditar mientras hacemos posturas, mientras respiramos e incluso mientras hacemos cualquier actividad de la vida diaria. El yoga nos ayuda a llevar la espiritualidad a nuestras vidas, practicando de forma consciente las técnicas elegidas y cultivando una actitud adecuada ante los logros y los retos que encontremos en el camino.